FLORECER
Escrito por: SELBY
Todo comenzó cuando tenía 12 años, hablaba poco, era tímida y me aislaba de todos los demás porque no confiaba en ellos. Mis compañeros varones eran inmaduros e irrespetuosos, me molestaba demasiado que nos trataran mal a quienes no les hablábamos. Creían que debían agradarles a todos y hostigaban a la gente para lograrlo, en especial a las chicas. Durante toda la secundaria soporté agresiones psicológicas y acoso, pero en aquel momento no lo sabía.
En un acto de rebeldía, abrí una cuenta de Facebook sin permiso de mis padres. Entré a un mundo completamente nuevo, y como la chica curiosa que soy comencé a investigar y aprender de todo lo que pasaba a mi alrededor. Dejé atrás todas aquellas enseñanzas negativas que tenía sobre lo que debía y no hacer solo por el hecho de ser mujer y comencé a comprender muchas cosas. A mis doce años aprendí que mamá me protegía de la sociedad, de la gente que podía hacerme daño o de aquellos que quisieran aprovecharse de mi ingenuidad.
Apenas había comenzado a abrir los ojos. Pero el momento que me marcó fue hace unos días; estaba escuchando la radio en el auto mientras mi papá conducía, normalmente no le presto atención, pero el comercial que transmitieron y el mensaje que contenía me hizo sentirme mal. Me enojé, me hirvió la sangre al escucharlo. Un anuncio de parte del gobierno con instrucciones a seguir en caso de sufrir una violación. Quedé atónita. Tengo 16 años, debería estar disfrutando mi adolescencia, mi mayor preocupación debería ser la escuela, pero en cambio, debía preocuparme por no ser violada. Porque aquello fue lo que interpreté, no te dan seguridad, no te dan confianza, en cambio te dicen que es probable que te pase, que solo te ayudarán una vez que salgas afectada y no harán nada para prevenirlo. Ese momento y ese mensaje se quedará grabado en mi memoria para siempre como un constante recordatorio de a lo que me voy a enfrentar el resto de mi vida. Comprendí lo que sería crecer siendo niña, pero no lo aceptaré.
Me sembraron como niña, pero floreceré como mujer.