“SECRETO ENTRE MUJERES”

Dicen que hay algunos sucesos que deben quedarse entre las mujeres de la familia, un ejemplo de esto son los temas de conversación sobre la menstruación, que personalmente no le veo nada de malo al compartirlo con los hombres, pero ese es otro asunto. Cuando aquellos sucesos son abusos por parte de un solo miembro de la familia hacia la mayoría de las mujeres de esta, (incluyéndome) las cosas son diferentes. Un secreto a voces que tarde o temprano debía de salir a la luz y del que todos se enterarían.

Al enterarme de esto, me dio mucha rabia y tristeza, pero a la vez me dio las fuerzas que necesitaba para alzar la voz, de decir “ya basta”. Basta con este secreto que solo nos lastimaba a todos.

Tenía solo cinco años cuando me paso. Vivía con mi hermana, hermano, madre y este señor en cuestión que es mi tío. Aprovechaba las veces que estábamos solos para poder hacer lo que quisiera conmigo. Yo era solo una niña a la que le arrebataron la infancia, él lo sabía, pero no le importó. 

Aquello me dejó una marca muy grande por mucho tiempo, me sentía tan mal hasta el punto de tener pensamientos suicidas y hacer pequeños cortes en mi piel que pronto dejarían cicatriz. Afortunadamente, si hay una persona con la cual estoy agradecida plenamente, es mi hermana, ella me ayudó a salir de ese horrible agujero negro en el que estaba, me dio la fuerza, las ganas de vivir y me dio el apoyo que tanto necesitaba.

Tiempo después, ella y yo ideamos un plan para reunir a la familia y contar lo sucedido. Al mismo tiempo me enteré que había sucedido exactamente lo mismo con sus hermanas, mis tías, mi madre. Mi interior se llenó de coraje al saberlo, así que quedamos en primero hablarlo con ellas.

Nos reunimos en casa de una de ellas y lo hablamos. Al final, hubo muchas lágrimas, abrazos, palabras de consuelo y, sobre todo, algo que debería de haber en todas las familias, hubo apoyo. Al principio no estuvieron de acuerdo, pero decidimos decirlo a todos los hombres de mi familia, fue algo necesario y que se debió de haber hecho hace mucho tiempo, pero dicen que nunca es tarde para hacer algo, ¿verdad?

Fue un día que jamás olvidare, las palabras de mi madre, mis tías, el abrazo más sincero que tuve nunca por parte de mi prima. Se sintió tan bien por fin decir algo que por años estuvo atormentándome.

Hicimos otra junta familiar, esta vez con el tío presente y la familia apoyándome, dijimos tantas cosas. Al final ese tío jamás va a volver a acercarse a nadie de la familia, y pienso que mi familia y yo somos más cercanos.

Por mi parte, actualmente tengo quince años y me siento tan bien conmigo misma, libre y mas sonriente que nunca. El propósito de contar mi historia, es que más mujeres se atrevan a levantar la voz y luchar contra aquellos que lucran con su salud mental y física, que se sientan libres y bien consigo mismas.  

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