«No me gusta la política»

Por Natalia Patiño

Todos hemos escuchado esta frase. En los temas de conversación que se intentan evitar con amigos o familia porque sabemos que inevitablemente generan conflicto, siempre se encuentra la política. Incluso yo como estudiante de derecho la he dicho en varias ocasiones, pero ¿a qué nos referimos cuando la decimos? ¿Podemos ser buenos ciudadanos si decidimos alejarnos completamente de ella?

Para encontrar las respuestas, primero tuve que analizar mis propios motivos para pensar de esta manera. Cuando pienso en política lo primero que se me viene a la mente son malas noticias que veo en la televisión o en redes sociales, especialmente sobre actos de servidores públicos en temas de corrupción, desvíos de fondos, nepotismo, ataques entre partidos políticos, etc. Todo parecer ser malo, ¿qué tal si todas las personas al servicio público son así? ¿Qué hay de los casos que no se reportan en las noticias? Al ser lo primero que asocio con esta palabra, es natural que mi instinto sea querer alejarme de ella.

Pero, ¿es esto todo lo que involucra la política? En la Real Academia Española, esta palabra, “política”,  se define como

– Arte, doctrina u opinión referente al gobierno de los Estados.

– Actividad de quienes rigen o aspiran a regir los asuntos públicos.

– Actividad del ciudadano cuando interviene en los asuntos públicos con su opinión, con su voto, o de cualquier otro modo.

Esta última es la que capta mi atención. No todos tienen opiniones fuertes sobre cómo debe manejarse el gobierno de los Estados, ni trabajan en áreas del servicio público, pero todos somos ciudadanos. Entonces, como ciudadanos ¿cómo intervenimos en asuntos políticos? Generalmente, lo primero que pensamos es en votar, porque es la más directa y obvia respuesta, pero se nos es difícil pensar en otras maneras. No pretendo subestimar su importancia, votar es claramente necesario porque es la forma en la que nos involucramos con el proceso democrático para elegir a nuestros representantes, pero no debemos caer en la ilusión de que es la única manera en la que podemos involucrarnos como ciudadanos.

En mis primeras clases de la carrera, uno de mis profesores nos preguntó si sabíamos los nombres de algún diputado local. La mayoría del salón confesamos que no, a pesar de que habíamos votado por ellos en las elecciones pasadas. Inmediatamente nos hizo buscar en la página del congreso de Nuevo León, donde nos dimos cuenta que además de sus nombres están todas las maneras para contactar a cada uno de ellos, e-mails, teléfonos etc. En una encuesta realizada por la sociedad civil Cómo Vamos, Nuevo León solo un 42.8% de las personas encuestadas reportaron conocer el nombre y apellido del alcalde de su municipio. Aún más impactante fue que el 43.7% reportó solo conocer el apodo (no su nombre y apellido) del gobernador del Estado. Todo esto me dejó pensando que muchas veces después de las elecciones, decidimos conjuntamente olvidarnos de las personas que elegimos. Esto ocasiona que perdamos la noción de la rendición de cuentas y del poder que tenemos los ciudadanos para exigir que se hagan cambios.

Muchas veces al considerar los problemas del país entero comenzamos a creer que no hay mucho que podamos hacer, pero en lugar de decidir alejarnos completamente de la política, debemos enfocar nuestras energías primero en participar en el ámbito local.  La participación ciudadana no son solo temas amplios y complicados de política como el proceso legislativo en la creación de leyes, conflictos internacionales entre países, reglamentaciones específicas en materias de economía y comercio, etc., sino que puede ser algo tan sencillo como exigir alumbrado público en el parque cerca de tu casa. Involucrarse en la política puede ser simplemente hacer una junta de vecinos para discutir temas de tu colonia, hacerse voluntario de alguna asociación civil, tener una buena cultura vial, reportar actos de corrupción de los que fuiste testigo, estar al pendiente de iniciativas de ley que haya en el congreso local y contactar a tu diputado para conocer cuál es su postura, etc. Aunque no lo parezca, la política siempre está presente en nuestras vidas de una u otra manera y aunque nos incomode como tema de conversación, es importante reconocer la responsabilidad que tenemos como ciudadanos para participar en ella.

Natalia Patiño es voluntaria que realiza su Servicio Social con Líderes Ciudadanos. Es estudiante de Derecho del Tecnológico de Monterrey.

Fuentes:

Cómo vamos, Nuevo León http://www.comovamosnl.org/

Diccionario de la Lengua Española https://www.rae.es/

Natalia Patiño

Natalia Patiño es voluntaria que realiza su Servicio Social con Líderes Ciudadanos. Es estudiante de Derecho del Tecnológico de Monterrey.

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