“Felices por siempre”
Escrito por: Jazmín Coporo.
Desde pequeña me gustaban los cuentos de hadas, siempre me imaginaba que era una princesa atrapada en un castillo y que una bruja impedía que saliera de la torre, mientras esperaba a que llegara mi príncipe a rescatarme.
Soñaba con casarme con mi príncipe y vivir felices por siempre como en los cuentos de hadas, pero había algo que no contaban en esos cuentos y era que no decían nada sobre qué pasaba después de que se casaran ¿Realmente fueron felices por siempre? Terriblemente yo viví esa otra mitad de la historia que nunca contaron.
Ya era el día de mi boda, estaba realmente feliz con casarme, todo era perfecto, el vestido, la comida, la ceremonia, el novio, llegué al altar a mi lado estaba mi prometido, él era un hombre tan dulce, tan cariñoso, no tenía ningún defecto, era mi príncipe, el que siempre soñé. Cuando salimos de la iglesia fuimos a la fiesta, nos divertimos, después al día siguiente fuimos de luna de miel.
Pasaron 5 días y todo bien, pero cuando accidentalmente rompí una taza cuando estaba lavando los trastes, el vino corriendo y empezó a gritarme, no entendí el por que se enojo tanto, solo era una taza, pero él le dio mucha importancia, me sorprendió que no me preguntara si yo estaba bien, discutimos y nos fuimos a dormir, al día siguiente él se había ido a trabajar, como era sábado era mi día libre así que aproveché para limpiar la casa, cuando limpiaba nuestro cuarto, descubrí que había un celular bajo la cama, lo prendí, me sorprendió que no tuviera contraseña, en ese entonces le llega un mensaje que decía:—Amor, ya estoy lista, ven por mí —no me lo podía creer, me estaba engañando con alguien más y acabábamos de casarnos. De repente escucho como él entra y me grita —¡NO TOQUES MIS COSAS! — me asusté tanto que tiré el celular a la cama, pensé que ya se había ido; concluí que había regresado por el celular ya que lo tomo, él estaba dispuesto a irse, pero yo le grite y le exigí una explicación, él volteó con una expresión que nunca había visto desde que lo conocí, me agarró del cuello y me respondió con una voz ronca y un poco baja —Eso a ti no te importa, además como te atreves a gritarme—no respondí, estaba confundida, ¿Quién era el? ¿Él sigue siendo el mismo hombre que me enamoré y me casé? ¿Por que me trata así?, él me soltó y se marcho sin decir nada más.
En la mañana el me sorprendió con un ramo de flores y me pidió disculpas, me dijo muchas cosas lindas, lo perdoné, pero antes de que se fuera le volví a preguntar quién era la persona que le envió ese mensaje y vi otra vez esa cara que tanto me aterro, esta vez no me sujeto del cuello, esta vez me golpeó la cara, él se sorprendió y me pido disculpas, pero también me dijo algo que no podía creerlo, me dijo con un tono amable:
—Es tu culpa, no me gusta que me hables así, cielo, perdóname—
Desde ese día el empezó actuar así, él que pensaba que era mi príncipe se convirtió en la bruja de mi historia.
Me pegaba y luego se disculpaba, sabía que estaba mal, que tenia que huir de ahí, pero yo aún lo amaba, pensaba que solo era una fase que estaba estresado por el trabajo.
Pasaron meses, ya estaba cansada de esto, pensaba que iba a venir un príncipe y me iba a salvar, pero mejor me decidí ser ese príncipe y salvarme a mí misma.
Tenía miedo, pero no me podía echarme atrás así que intenté decirle a mi mejor amiga, ella reaccionó muy asustada, ese mismo día me acompañó a levantar una renuncia, me sentía un poco más segura así que le conté a mis familiares y amigos cercanos, me apoyaron en todo así que no tenía tanto miedo.
Después de un tiempo la denuncia y el divorcio salieron bien, él ya no esta conmigo, soy libre de sus manipulaciones, me mudé con mi mamá nuevamente y empecé una nueva vida, fue difícil, pero con valentía salí adelante.