Una promesa que se debe romper
Escrito por Jazmín Coporo
Desde pequeña mi mamá y yo teníamos una buena relación hasta la consideraba mi amiga, a mi mamá le encantaba hacer postres, pasteles, galletas, gelatinas etc.
Ella no había trabajado desde que se casó con mí papá, pero cuando veía a sus vecinas
tener negocios pequeños afuera de sus casas, ella quería intentarlo, yo feliz porque tendría postres todos los días.
Estaba tan contenta que cuando llego mi papá del trabajo se lo dijo, pero cuando se lo
dijo, la cara de mi papá se volvía más y más sombría ya no lo reconocía parecía otra persona, daba tanto miedo que ya no quise estar en el mismo espacio que el así que fui a la cocina ya que era la más cercana, solo escuchaba como discutían en la sala, quería irme a mi cuarto pero no podía moverme porque me temblaban las piernas y no paraba de llorar, en ese entonces escuché un ruido muy fuerte y ahí fue cuando me arme de valor y me asomé, vi a mi mamá en el suelo llorando, mi padre enojado salió de la casa, me acerqué a ella, quería decir algo pero no me salió ninguna palabra así que solo me quedé a un lado.
Al día siguiente no comentamos nada sobre lo que paso ayer, así que solo me fui a la escuela, en ese entonces no me acorde de avisar a mi mamá sobre que iba a salir temprano así que una vecina muy cercana a mi mamá se ofreció a llevarme a mi casa, cuando llegue escuché ruidos así que entré para ver qué estaba pasando, vi claramente como mi mamá era maltratada por mi papá, cuando termino iba hacia la puerta de salida donde yo estaba todavía, se sorprendió cuando me vio y me gritó de por qué no estaba en la escuela y yo con la voz temblorosa le respondí que había salido temprano, solo me miro para luego irse, fui con mi mamá que estaba todavía en el suelo, le pregunte por qué no hacía nada y me respondió: —No es nada, ya estoy acostumbrada, él solo lo hace porque está molesto —
En ese entonces vi que solo la había golpeado los brazos, y piernas, me di cuenta el por qué mi mamá siempre se ponía camisas de manga larga y pantalones, nunca se ponía vestidos, aunque tenía muchos de ellos en su clóset y que mi papá solo golpeaba a mi mamá cuando yo no estaba, mi mamá me miro a los ojos y me dijo: —No le vayas a decir nada a nadie, prométemelo—
Yo no respondí, pero mi mamá me dijo otra vez: —Prométemelo, hazlo por mi— yo sin entender, empecé a llorar, mi mamá se acercó y me consoló, entre lágrimas le prometí que no se lo iba a decir a nadie.
Pasaron varios días, pero en esos días mi papá ahora maltrataba e insultaba a mi mamá cuando yo estaba, ya no lo ocultaba, ya no lo soportaba, pero tenía miedo de contarlo, no quería que mi mamá me regañara por no cumplir mi promesa o peor que mi papá me maltratara por decirlo, tenía miedo pero no soportaba que mi mamá sufriera, así que me arme de valor y se lo conté a mi maestra, pasaron varios días y pensé que no había válido la pena pero de repente llegan a mis casa policías y arrestan a mi papá, luego entra mi maestra para abrazar a mi mamá y a mí. Pasaron meses desde que arrestaron a mi papá, mi mamá abrió su tienda de postres y yo la ayudo cuando tengo tiempo, las dos estamos felices y esperamos nunca volver a verlo.